Al escribir sobre el mezcal, Heinrich Klüver observó que las alucinaciones geométricas simples
que uno puede experimentar con las drogas alucinógenas eran idénticas a las que se daban en la
migraña y en muchos otros estados. Creía que dichas estructuras geométricas no se basaban en la
memoria ni en la experiencia personal, ni en el deseo ni en la imaginación; se construían a partir de
la mismísima arquitectura de los sistemas visuales del cerebro.