*

En un grandísimo
y hondo espacio
en un valle
pasto como buey
en un valle que la luna
no la sigo
no me sigo
pasto como buey
en mí
en mí
en la que arrastro
no me deshago
me hago
mi piel
de qué está hecha
esta fornida piel?
no me hago
me deshago
mi voz
de qué está hecha
esta fornida voz?

… estoy en Arizona?
… estoy en Adrogué?

en la sombra
robusta del buey?
en el cuerpo
abierto de un buey?

en un grandísimo
y hondo espacio?

en la fe
inaudita del buey?



                                                                                                    Noelia Rivero en Yelmo





CORTES EN EL DISCURSO ECONÓMICO

En el discurso económico actual, los cortes se describen amenudo usando metáforas del cuerpo humano. En el lenguaje de la austeridad y la deuda, los Estados y las economías se comparan frecuentemente con individuos que necesitan perder (o están perdiendo) partes del cuerpo. Las intervenciones que se sugiere aplicar al cuerpo político van de la dieta (eliminar grasa) a la amputación (evitar que el contagio se extienda), aligerar peso, apretar el cinturón, adelgazar y recortar lo superfluo.
Resulta bastante interesante que la tradición de aplicar cortes al cuerpo haya sido central en la creación de la propia idea de sujeto y haya estado estrechamente ligada a la noción de deuda. En uno de sus libros sobre la deuda, Maurizio Lazzarato analiza la descripción que Nietzsche hace de la creación del sujeto como forma histórica. Para recordar la deuda y la culpa, las personas necesitan memoria, y tanto la deuda como la culpa están muy literalmente inscritas en el cuerpo en forma de cortes. Nietzsche menciona toda una gama de métodos usados para reforzar la deuda, la memoria y la culpa: el sacrificio humano y también mutilaciones como la castración. Se entusiasma al detallar un catálogo completo de torturas, señalando con deleite que los alemanes son especialmente creativos en lo que se refiere al diseño de cortes en el cuerpo: el descuartizamiento, el tajea de la carne del pecho, la extracción de la piel en tiras, y así sucesivamente.
El derecho romano expone una conexión muy clara entre la deuda y el corte del cuerpo. Las llamadas XII Tablas mencionan explícitamente que el cuerpo de un deudor puede legítimamente ser dividido entre sus acreedores, lo que significa que estos últimos tienen derecho a cortar partes del cuerpo de aquel. Y de acuerdo con este punto de vista legal, en realidad no importa si cortan un poco más o un poco menos.

Si los acreedores fuesen muchos, al cabo de los tres nundinos (o de los 27 días)  hagan trozos del cuerpo del deudor, pudiendo coger cada uno más o menos parte sin incurrir en fraude o véndanlo a la otra parte del Tíber, si prefieren hacerlo así.


Esto nos lleva a la pregunta de cuál es el cuerpo del que estamos hablando. Hay siempre varios cuerpos implicados en este tráfico de metáforas: un cuerpo literal, que es en realidad cortado metafóricamente, así como un cuerpo metafórico que representa una economía nacional o de un país, o en realidad de una corporación. Hay un cuerpo natural tanto como un cuerpo político implicados en la ecuación, y el cuerpo que es cortado es un nodo de intercambio, o más bien una edición entre ambos tipos de cuerpos. Si seguimos las famosas definiciones de Ernst Kantorowicz, quien analizó el tropo del cuerpo político y su emergencia en la esfera legal, el cuerpo político es inmortal e ideal, mientras que el cuerpo natural es falible, ridículo y mortal.  Y en efecto ambos están experimentando cortes tanto literal como metafóricamente.